jueves, 2 de septiembre de 2010

Apostolado


Me había recibido hacía unos años y tenía un empleo estable con un excelente sueldo, pero preferí ejercer la docencia, era mi vocación. En mil novecientos sesenta y siete hice mi primer reemplazo en la Escuela 114, que estaba ubicada en calle Ayolas bajando hacia el río.

Era invierno, los chicos, que provenían de los ranchitos asentados en las barrancas, en “la basurita” tiritaban en el patio bajo sus ropitas raídas. En esa época tenía la certeza de que algún día todos tendrían abrigo suficiente para soportar el frío.

También vi tiritar esos cuerpitos en el patio de la “matachanchos” de la calle Garibaldi. A la escuela Nº 61 la llamaban de ese modo porque se decía que allí había funcionado una especie de saladero o frigorífico.

Debía ser cierto. Los salones eran inmensos y estaban impregnados por el salitre. En el patio había unos piletones enormes. La única protección era una angosta galería.

Cuando me solicitaban un “informe socio-económico-cultural” me explayaba, precisaba detalles. Era cortante, incisiva. "Alguien los leerá", pensaba.


La docencia es “un apostolado”, nos habían inculcado. No estábamos agremiados. Debíamos esperar meses, hasta un año para cobrar un reemplazo. Nos reuníamos en la Casa del Maestro.


En 1969 la palabra del maestro Lescano fue decisiva para lograr el apoyo al paro decretado por la C. G. T. ante los acontecimientos que se vivían. Después muchos firmaron la asistencia al día siguiente, presionados por la Jefatura de Supervisión. Quienes nos mantuvimos en nuestra postura fuimos sumariados. En medio de esas luchas surgió el gremio.


La primavera que comenzó el 25 de mayo de 1973 me encontró en una escuela de un edificio tan ruinoso como el de la primaria a la que yo había concurrido. Recién entonces se nos permitió a las maestras concurrir con pantalones. Yo lo llevé debajo de mi blanco guardapolvo y me abrigué con un poncho rojo. Llegó la “copa de leche”. Los alumnos, provenientes de asentamientos precarios la recibieron con júbilo.

El maestro Luís Eduardo Lescano,”Coco”, fue asesinado una noche de agosto de 1975.

Fotos: Superior:Año 1969, en la puerta de la "matachanchos", en Garibaldi al 400.

En elmedio: Año 1972. En la Escuela Nº57,Juana E. Blanco.

Inferior: Año 1973.En la Escuela Pedro Curuchet.

Comentarios: Any dijo...
Ser docente siempre fué un apostolado me parece, y sigue siendo, o vos te creés que las maestras ahora lo pasan mucho mejor. Ahora hay mas hambre y mas problemas sociales que antes, no quiero imaginar lo que deben pasar estas mujeres, y por dos monedas ademas ...
Que linda estas en la foto, cuantas ilusiones tendrías en ese momento no ?
un beso

10 de julio de 2009 18:25
Berta Temporelli dijo...
Any, para mi siempre fue y será un apostolado, pero somos trabajadores con derechos,(y con estómago), a eso me refiero. Pero no te apresures, que la historia no termina.
Yo cumplí sesenta años en la Esuela de "Tío Rolo", un barrio urbano-marginal. Con 35 chicos en primer grado,en mesitas para nivel inicial porque no había llegado el mobiliario.La mayoría proviene de familias desmembradas con deficiencias, discapacidades. Soy "una de estas mujeres, y por dos monedas"... Mejor seguí mi blog...es más interesante que lo leas allí, en forma literaria,te espero. Besos.

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